miércoles, 16 de diciembre de 2015

Lo primero que he escrito

Estoy emocionado. Hurgando entre mis cosas encontré lo primero que escribi. Fue cuando tenía diez u once años, la maestra nos pidió que escribamos un poema. El tema era libre, despúes los mejores se los ibamos a mostrar a la diractora. Yo escribi el mio muy emocionado. Luego de casi media hora leimos en voz alta lo que habíamos escrito.

 La gran mayoría escribió sobre amor. Si, cosas cómo "oh, mi princesa, eres tan linda como una represa". En serio, no miento, un compañero escribió eso. Por fin llego mi turno. Había escrito un poema sobre el Sol y la Luna. Quede muy conforme con el resultado. La profesora me dijo que de dónde lo había copiado. Luego de un tiempo insistiendo con qué era mio, me dijo que estaba entre los mejores.

 "Pero antes de mostrarselo a la directora, pedile a un compañero que te lo reescriba". Si, como lo leen, mi letra era tan mala que un compañero lo tuvo que pasar a limpio con su letra. Despúes de eso se lo mostramos a la directora, lo firmó, puso el sello del colegio (vaya uno a saber porqué) y me felicitó. Me fui a mi casa muy contento. Y hoy, despúes de casi seis años, lo he vuelto a encontrar. Estaba hecho un bollo, pero aún se lee bien. A continuación les dejo el poema tal cual lo escribi. Se pueden ver a simple vista errores ortograficos y varios fallos en métrica y ritmo. Mas no me importa, se los dejo igual a como lo escribi, para que vean que todos, absolutamente todos, hemos empezado como novatos:

 El Sol y la Luna
 son como dos caras
 opuestas de una moneda
separadas por la eternidad.

 Una sale de dia y
 inmediatamente la otra se
esconde
silenciosamente

 Una siniestra y otra
 alegre, una mala como
el Diablo, la otra buena
 como Dios.

 Al atardecer se pueden apreciar las dos,
 pero inmediatamente
 se vuelven a separar
 hasta un nuebo amanecer

viernes, 23 de octubre de 2015

La tecnología mata al vocabulario

Hoy quiero hablarles sobre una reflexión (parece que últimamente se me está dando por reflexionar). Quiero hablar un poco de cómo las nuevas tecnologías afectan al vocabulario. Para explicarlo voy a utilizar una situación verídica que me inspiró a hacer esta publicación: Estaba yo lo más tranquilo en mi clase de literatura (pensando en dragones asesinos de zombies medievales, cómo todo el mundo) y en eso la profesora dijo algo que captó mi atención: Antes los jóvenes usaban cómo mil palabras distintas por día, dijo mirándonos, hoy creo que no pasan las trescientas.

 La clase siguió lo más bien y sin mucho debate, pero mi cabeza era un torbellino de ideas y pensamientos. Al resto de la clase ni le preste atención (de echo ese fue el único momento en el que estuve atento), ¿cómo alguien puede prestar atención a una profesora, y al mundo en general, cuando tiene una buena idea en mente? El resto del día me la pasé escuchando las conversaciones de todas las personas con las que me cruce. Me dí cuenta de varias cosas.

 La primera es que los jóvenes hablamos estupideces.

 La segunda es que no utilizamos tanto las palabras aceptadas por la RAE, sino un vocabulario inventado, ciertas palabras y expresiones que solo las personas de cierta edad y región entenderían. Esto es muy común y sucede desde siempre. Lo tercero, y la punta del iceberg, es que la tecnología destruye a la palabra. Si, como lo leyeron. Esto último me dí cuenta con la comunicación escrita. Primero analicé muchos mensajes electrónicos de redes sociales y mensajería normal. Luego los comparé con la escritura de mis compañeros en sus hojas y apuntes. La conclusión que saqué es que, en efecto, el vocabulario decrece principalmente por la tecnología. ¿Cómo sé esto? Luego de hacer las comparaciones noté una curiosidad constante: en la gran mayoría de los mensajes que implicaban tecnología, la escritura, en cuanto a ortografía se refiere, era muy buena. Casi que no habían errores. Pero mensajes escritos con palabras similares y en papel, bajaban su calidad.

 Esto se debe a los auto correctores que vienen pre instalados en los diversos dispositivos. Es evidente que hay personas que, de por sí, ya tienen buena escritura y no necesitan de un corrector; de eso no cabe duda, pero en su mayoría poseen mala ortografía. Me gustaría que por un día, solo por un día, se desactiven todos los correctores automáticos, ahí descubriríamos mucha sorpresas. Todos estos correctores lo único que logran es que al final escribamos peor. Lo que pretende ser una ayuda, se termina por convirtiendo en un fusilamiento al idioma. Hay que aceptar que ayudan, pero habría que desactivarlos de vez en cuando, que volvamos a la escritura normal, que no nos cuesta nada.

 Con todo esto que acabo de decir no significa que estoy en contra de la tecnología. De echo, soy de los que creen que la tecnología es algo necesario y logró muchas cosas buenas. Si se ponen a pensar la tecnología me permite en este momento que ustedes lean esto, permite la publicación de libros, incluso sin la tecnología no tendríamos ropa ni alimentos procesados. El word es la herramienta con la que prácticamente todo aquel que se inicia en la escritura utiliza, ¿y saben qué? Lo creó la tecnología. Lo que si no me gusta es esto, la manera en la que desinforma, la manera en la que nos atrapa y la denigración al vocabulario.

 Eso es todo lo que tengo que decir por ahora, que tengan un buen día
.

¿El humor es sinónimo de vulgaridad?

Ya perdí la cuenta de cuantas veces oí a personas afirmar que la única manera de hacer reír a alguien es a través de la vulgaridad. Que hay que contar chistes tan sucios que hasta el propio Hemingway se ruborisaria. La verdad que esto es mentira, una falacia. Una persona puede hacer reír sin recurrir a insultos. Un buen humorista puede hacer reír a un grupo de borrachos de aquellos bares de antaño con un humor sofisticado.

Está de más decir que el humor es bastante difícil de por si ya que juega mucho la subjetividad. Hay que imprimirle tonalidades a la voz y manejar un buen lenguaje corporal. En la literatura, muy pocos pueden hacer reír. Hay que tener un perfecto manejo de la palabra, conocer modos de hacer silencios literarios y rematar sin ser predecibles.

Nunca me animé a escribir humor pero me gustaría probar con algún relato corto, haber que sale. Aunque si conozco a humoristas literarios (como me gusta llamarlos) y me han comentado que es, junto al terror, uno de los géneros más difíciles de escribir. Como ya dije, no he escrito nada de humor, peto si lo hice de terror. Y desde esa experiencia puedo decirles que, aunque no lo parezca, ambos géneros tienen mucho en común. Por ejemplo: a alguien le puede dar miedos las arañas y a otro aburrir. Alguien puede morirse de la risa con la broma de la mosca en el cubo de hielo y a otro le pueden dar ganas de bajarte un par de dientes. Como verán, el humor es muy subjetivo. Y a veces los escritores confunden el humor con vulgaridad, piensan que por usar palabras sucias y hacer bromas "verdes" (espero que entiendan a que me refiero) van a hacer reír. En realidad es todo lo contrario, van a crear rechazo.

 No voy a darles consejos para escribir mejor humor, porque nunca he escrito nada de esto y seria hipócrita, pero solo les diré una cosa: no sean vulgares. Inventen su estilo y bromas, situaciones cómicas y de una escena super normal, puedan escribir la próxima gran comedia. A continuación les dejare un pequeño relato de Cortazár bastante humorístico. Verán que narra una acción tan vulgar como la de tirarse un pedo, de una manera tan sofisticada, que hasta parezca algo escrito sin querer, como si el humor no fuera su verdadero fin. Les aseguro
que les sacará un par de carcajadas.


 Lucas, sus pudores

 En los departamentos de ahora ya se sabe, el invitado va al baño y los otros siguen hablando de Biafra y de Michel Foucault, pero hay algo en el aire como si todo el mundo quisiera olvidarse de que tiene oídos y al mismo tiempo las orejas se orientaran hacia el lugar sagrado que naturalmente en nuestra sociedad encogida está apenas a tres metros del lugar donde se desarrollan estas conversaciones de alto nivel, y es seguro que a pesar de los esfuerzos que hará el invitado ausente para no manifestar sus actividades, y los de los contertulios para activar el volumen del diálogo, en algún momento reverberará uno de esos sordos ruidos que oír se dejan en las circunstancias menos indicadas, o en el mejor de los casos el rasguido patético de un papel higiénico de calidad ordinaria cuando se arranca una hoja del rollo rosa o verde. Si el invitado que va al baño es Lucas, su horror sólo puede compararse a la intensidad del cólico que lo ha obligado a encerrarse en el ominoso reducto. En ese horror no hay neurosis ni complejos, sino la certidumbre de un comportamiento intestinal recurrente, es decir que todo empezará lo mas bien, suave y silencioso, pero ya hacia el final, guardando la misma relación de la pólvora con los perdigones en un cartucho de caza, una detonación mas bien horrenda hará temblar los cepillos de dientes en sus soportes y agitarse la cortina de plástico de la ducha. Nada puede hacer Lucas para evitarlo; ha probado todos los métodos, tales como inclinarse hasta tocar el suelo con la cabeza, echarse hacia atrás al punto que los pies rozan la pared de enfrente, ponerse de costado e incluso, recurso supremo, agarrarse las nalgas y separarlas lo mas posible para aumentar el diámetro del conducto proceloso. Vana es la multiplicación de silenciadores tales como echarse sobre los muslos todas las toallas al alcance y hasta las salidas de baño de los dueños de casa; prácticamente siempre, al termino de lo que hubiera podido ser una agradable transferencia, el pedo final prorrumpe tumultuoso. Cuando le toca a otro ir al baño, Lucas tiembla por el pues está seguro que de un segundo a otro resonara el primer halalí de la ignominia; lo asombra un poco que la gente no parezca preocuparse demasiado por cosas así, aunque es evidente que no están desatentas a lo que ocurre e incluso lo cubren con choque de cucharitas en las tazas y corrimiento de sillones totalmente inmotivados. Cuando no sucede nada, Lucas es feliz y pide de inmediato otro coñac, al punto que termina por traicionarse y todo el mundo se da cuenta de que había estado tenso y angustiado mientras la señora Broggi cumplimentaba sus urgencias. Cuán distinto, piensa Lucas, de la simplicidad de los niños que se acercan a la mejor reunión y anuncian: Mamá, quiero caca. Qué bienaventurado, piensa a continuación Lucas, el poeta anónimo que compuso aquella cuarteta donde se proclama que no hay placer más exquisito / que cagar bien despacito / ni placer más delicado / que después de haber cagado. Para remontarse a tales alturas ese señor debía estar exento de todo peligro de ventosidad intempestiva o tempestuosa, a menos de que el baño de su casa estuviera en el piso de arriba o fuera esa piececita de chapas de zinc separada del rancho por una buena distancia. Ya instalado en el terreno poético, Lucas se acuerda del verso del Dante en el que los condenados avevan del cul fatto trombetta, y con esta remisión mental a la más alta cultura se considera un tanto disculpado de meditaciones que poco tienen que ver con lo que está diciendo el doctor Berenstein a propósito de la ley de alquileres.

viernes, 11 de septiembre de 2015

¿Cómo hacer descripciones?

Muchos me han dicho que uno de mis puntos fuertes son las descripciones. Yo hasta entonces no me fije en cómo las hacia, solo me salia de forma natural. Aunque también me percate de que muchos tienen problemas con las descripciones de lugares, por alguna razón les resulta muy difícil describir de forma correcta. Ahora mostrare una técnica que uso y sirve para no describir de más ni de menos.


 Técnica de la visualización

 Supongamos que queremos narrar una escena en la que hay dos personajes. El primero entra a un baño y el otro desde la puerta le dispara en la cabeza. Podríamos detenernos a describir todo, pero esto le quitaría velocidad a una escena que requiere acción y no descripción. Entonces, ¿como hacemos una descripción que funcione y cree una buena imagen sin quitarle fluidez al texto?


 Paso 1: comienza visualizando el baño. Los elementos básicos y los que no lo son. Al principio te puede funcionar cerrar los ojos para que te sea más fácil. Yo ya lo interiorice, ahora lo hago de forma automática, mientras escribo. Debes pensar hasta el más mínimo detalle.


 Paso 2: una vez que hallas visualizado la escena toca sacar lo innecesario. Piensa en todo lo que no interrumpe en la escena, ahora sácalo. En el caso del baño sacaríamos adornos, cosméticos, etc. Aunque siempre es bueno dejar algún que otro detalle para que la escena no quede muy estereotipada y vacía. Quedaría: inodoro, lavabo, toalla, cortina, ducha o bañera. Como a nuestro personaje le van a disparar, nombrare que hay un espejo y el suelo esta un poco mojado porque alguien se bañó hace poco.



 Eso seria, a muy resumidas cuentas, una buena forma de hacer descripciones. También vale decir que, si bien no incluimos todos los detalles, es bueno tenerlos presentes en nuestra imaginación cuando escribimos. De esta manera nos metemos más en lo que escribimos e interiorizamos mejor. Además podremos narrar mejor ya que sabemos donde esta cada cosa. 

A continuación les dejo como quedaría el ejemplo que usé:

 Ricardo avanzó seguro, se sabía de memoria ese reducido espacio: podría caminar con los ojos cerrados sin siquiera chocarse con la blancura del retrete y el lavabo, que goteaba cada unos pocos segundos. Sus pies descalzos notaron que el suelo estaba mojado, la cortina estaba corrida y el espejo se estaba desempañando; su cerebro se puso en alerta: alguien se bañó ahí hace poco tiempo. A sus espaldas oyó que el picaporte de metal se giraba y un hombre en un elegante traje de corte inglés hacia presciencia. Ricardo no tuvo tiempo de pensar, una bala cortó el aire, emitió un estallido y un fogonazo salió del arma. Penetró su cráneo y un estallido de sangre, piel y pedazos de hueso saltaron por el aire.
 Su cuerpo cayó sin vida sobre el suelo de mármol, su cabeza destrozada rebotó con un sonido sordo. El espejo quedó empapado de un líquido espeso y rojo, augurando una muerte; la cortina quedo manchada con gotas color carmín; el agua del suelo expandió la sangre y la encamino por entre el mármol, llegó hasta el resumidero y se escapó. El hombre guardó la pistola, peinó su cabello húmedo, y salió de allí.

viernes, 28 de agosto de 2015

Res, non verba

¡Ay!, el latín, que idioma mas bonito y esquisto. La frase del titulo de esta entrada, para los que no sepan mucho de latín, significa lo siguiente: "Hechos, no palabras". Que máxima más cierta.

 Esto es algo que todos los escritores tenemos muy presente y es el hecho de mostrar lo que decimos. Con mostrar le damos muchos beneficios a nuestra escritura:

 * Se crean emociones en el lector, lo cual, es muy bueno. Cuantas veces alguien nos a contado de que trata una película y sentimos que la película es mala, sin embargo al verla nos encanta. Esto pasa porque la película nos muestra, no nos dice.
 * Hace personajes realistas. Ya he perdido la cuenta de las veces que leí personajes más planos que una tabla de planchar. Eso pasa, al menos en su mayoría, porque los personajes solo hablan y no nos muestran diversos matices emocionales.

 Y así podría seguir dando más y más ejemplos beneficiosos sobre porque es bueno mostrar, pero vallamos a lo que importa: ¿Como crear emociones en el lector?

 Bien, les voy a mostrar un pequeño truco que seguro mucho de ustedes conocerán. Lo primero que hay que hacer es usar nuestros 5 principales sentidos (si, hay más de 5 sentidos y no, no me voy a poner a escribirlos porque ahora no nos interesan). Para esto voy a escribir dos relatos muy cortos, uno diciendo y el otro mostrando con los sentidos:


 "La noticia le llegó tan de imprevisto que no se dio cuenta de que las miradas de lo alumnos la fulminaban. 

— Tu madre murió.

 Maria salió corriendo presurosamente del salón de clases y se dirigió al baño de mujeres. Allí se puso a llorar con un gran desconsuelo por varios minutos pensando que estaba sola. Pero no era así, ella estaba escondida en un rincón, entre las sombras, cuando las carpetas se le cayeron delatando la."

 Bien, bien, bien. Para empezar el relato parece bueno y de una trama no muy complicada. Pero todo llega hasta ahí. A nuestra personaje la acaban de decir que su madre a muerto, debe ser un momento de gran emoción, pero aquí lo único que dice es: "se puso a llorar con un gran desconsuelo".

 Tienes que mostrarme ese llanto, has que me de pena. También hay una parte en la que no se distingue si esta hablando de soledad porque su madre murió o si, en cambio, esta hablando de soledad porque en el baño no hay nadie. Veamos una versión con emociones:

 "Tu madre a muerto.

 La noticia le cayó como un baldazo de agua fría. Un zumbido en sus oídos le hizo imposible oír los murmullos de los demás alumnos. Le dio un empujón a su interlocutor y corrió por todo el pasillo con la mirada de varios alumnos y profesores a sus espaldas. Abrió la puerta del baño y esta crujió bajó el ímpetu de la muchacha. Se arrojó como pudo en una esquina y
lloró. El frió de la pared le escocia la piel y las grandes lágrimas le rodaron por el rostro. Hundió la cabeza entre sus brazos y largó un fuerte y sonoro grito. Su espalda se arqueaba bajo el peso de la tristeza. Un sonido la sorprendió, alzó sus enrojecidos ojos hasta un rincón del baño. Allí, entre los lavabos, estaba ella."

 No digo que merezco un premio novel, pero esta bastante bien. Se empieza con contundencia, por el relato hay emociones constantes y termina con un buen gancho (¿ella?¿quien es ella?¿es la madre?¿es otra persona?). Es cierto que es mucho más las largo, ¿pero el impacto es el mismo? Claro que no.

 Cómo veras los recursos sobran, las ideas abundan, las emociones perduran y este post acaba. Ahora vete de aquí (por supuesto, luego de dejar un comentario y leer un poco más en el blog) y pon en practica todo lo que puedas.

El escritor que nunca escribio

¿Que tienen en común Stephen King, Hemingway y Maria Popoba? Escriben. Si, así de simple. Pero no solo escriben.
Lo hacen todos los días, ya sea navidad o su cumpleaños. Se sientan frente del teclado y sangran. Porque eso es lo que diferencia a escritores de otros no tan buenos. Algunos preferirán escribir una pagina al día, otros 1000 palabras y algunos prefieren pasarse 8 horas diarias escribiendo. Todo es relativo.

 En lo personal prefiero no ponerme una meta muy alta porque se que no podre cumplirla. Un mínimo de 200 palabras por día para mi esta bien. Hay veces que paso las mil palabras y otras que a duras penas llego a las doscientas, aunque mi media es de unas 500 palabras. Pero esto no debe influenciarte. Lo que tu escribas esta bien, pero haslo. Escribir todos los días trae innumerables
beneficios:

 * Mejora nuestra calidad literaria.
 * Mejora nuestra productividad.
 * Ganamos constancia y fuerza de voluntad.
 * Nos autodescubrimos como escritores y personas.

 Y un largo etcétera.

 Se dice que se necesitan 10000 horas de practica, o lo que son 17 años. Tal vez sea cierto o no, sinceramente no lo se, aun no llego a acumular tanta practica. Pero lo que si se es que la practica hace al maestro. El buen escritor se diferencia del aficionado porque con una férrea determinación escribe.

 Hace unos días leí un articulo en Internet en el cual le preguntaban a un escritor, cuyo nombre no recuerdo, que superpoder le gustaría tener. ¿Saben que respondió? Escribir más rápido. Esa es la determinación que me gusta. Como dice en el blog "Hoja en blanco", tienes que tener un arma puesta detrás de la cabeza para escribir. Imaginate por un momento que estas en la novela de King "Misery". Tienes a una psicópata obligándote a escribir y, a menos que quieras terminar como alimento para cerdos, tendrás que hacerlo.

 No digo que pases 23 horas diarias escribiendo. Pero dedícale al menos 30 minutos al día. Se que puede ser difícil hacerse con ese tiempo para escribir, pero créeme que podrás buscarte ese tiempo. En mis comienzos había veces en las cuales me dormía a las tres o cuatro de la madrugada o incluso trasnochaba, todo por escribir. Pero entienda ce que por escribir no me refiero solo al acto de escribir. Escribir puede ser planificar, reescribir, corregir, editar. También es importante leer, la lectura es el oxigeno del escritor. Yo suelo leer unos minutos antes de escribir porque esto me pone en "estado", luego repaso lo último que escribir y entonces me lanzo al vacío.

 En fin, cualquier actividad literaria.

 Escribe como si no hubiera un mañana, porque tal vez no haya uno.

domingo, 26 de julio de 2015

5 Reglas que todo escritor debe seguir

Quiero presentar las reglas 5 que considero que todo aquel que quiera llamarse a si mismo escritor debe seguir. Quizás en un futuro desarrolle cada una de ellas:

 1) Lee mucho Puede sonar obvio pero créeme que no lo es. Muchos escritores quieren escribir, esto esta bien pero ¿que sucede cuando les dices que primero tiene que le leer? Es que no tengo tiempo. Decir eso es como querer correr si nunca has caminado. La lectura es el oxigeno del escritor, no solo nutre tu vocabulario, sino que también es una gran forma de obtener ideas (con esto no me refiero a plagiar, que es muy distinto) y conocer nuevos autores y culturas.

 2) Escribe a diario
 Bien, ya leímos muchísimos libros, ¿ahora que? Sencillo: escribe. Al principio no te preocupes por si lo haces bien o mal, las primeras veces que escribamos va a salir mierda. Pero si escribes a diario, tarde o temprano, te saldrá mierda más linda. ¿100 palabras?¿200?¿1000?¿un capitulo?¿una escena? No importa cuanto, lo que tu hagas estará bien. Pero no me vengan con eso de que no tienen tiempo, si de verdad lo quieren lo tendrán. Hay veces que tendrán que levantarse un poco más temprano o acostarte tarde por hacerlo, pero valdrá la pena.

 3) Se prolífico
 Si, al principio hay que serlo. Este es el mejor momento para equivocarse, ¿y como nos equivocamos? Escribiendo. Hay que ser lo mas prolíficos que podamos, este es el monento de comenzar cientos de proyectos. No te preocupes si no lo terminas ninguno: aca es solo escribir.

 4) Al principio, trabajos cortos.
 Cuando yo empece intente hacerlo con una trilogia fantastica. Fue un desastre total y de esa experiencia les digo: trabajos cortos. Si quieren empezar con una novela haganlo, adelante, pero que sean libros autoconclucivos y que no requieran mucha planificacion. Puede ser frustrante al principio tratar de escribir sobre algo de lo que no eres capaz.

 5) Ama el arte.
 Y por último hay que amar lo que hacemos. Dejar todo nuestro ser en cada pagina, hacerlo sabiendo que esa puede ser la última. Este consejo es aplicable a cualquier cosa de la vida: si vas a hacer algo, hacelo de verdad, porque de verdad lo amas.